El 30 de mayo de 1982, la Compañía de Comandos 602 sufrió un ataque sorpresa en la zona de Top Malo House.
Un grupo de efectivos de la Compañía de Comandos 602 descendió de un helicóptero del Ejército Argentino en las cercanías del monte Simon. Tenían por misión instalar un puesto de observación para dar cuenta de los movimientos de las tropas inglesas que ya habían desembarcado en San Carlos. Alcanzaron la cresta del monte y desde allí, pudieron divisar un corredor de helicópteros Chinook enemigos que transportaban cañones y bultos aprovisionando la vanguardia enemiga que avanzaba hacia Puerto Argentino. Intentaron comunicarse por radio e informar los movimientos británicos, pero las interferencias lo impedían. Peor aún, los detectores electrónicos del enemigo los descubrieron y se prepararon a atacarlos.
Los argentinos no sabían que a 15 km de allí estaba el puesto de comando del general de Brigada inglés Julian Thompson. Esa noche, nevó fuertemente. Descansaron e iniciaron en el amanecer siguiente el repliegue hacía la zona de Fitz Roy (unos 20 km) para contactarse con elementos del Arma de Ingenieros. El 30 de mayo, después de seis horas de marcha, habían hecho sólo 5 km. Su jefe, el capitán José Vercesi, decidió descansar. Eligieron un sitio al otro lado del arroyo Malo, llamado Top Malo House (La Casa del Alto) -un puesto ovejero situado en la isla Soledad- en una granja abandonada ubicada 20 km al norte de Bluff Cove. Cruzaron el arroyo mientras oscurecía y se instalaron en la cabaña. Ignoraban que llegaba a la zona un helicóptero inglés, del que desembarcaron 35 comandos del Mountain and Artic Warfare Cadre, al mando del capitán Rod Boswell.El teniente Ernesto Emilio Espinosa, que desde una de las ventanas del primer piso daba seguridad con su fusil de tirador especial, descubrió el avance y dio el alerta gritando: "¡Son ingleses, ahí vienen!". Al mismo tiempo, abrió fuego sobre el enemigo que se aproximaba. Por su parte, Boswell dio señal de ataque mediante una bengala y, segundos más tarde, un poder de fuego devastador convergía sobre las frágiles paredes del edificio. Cuatro cohetes de 66 milímetros impactaron simultáneamente en la vivienda.
A ello, le siguió un nutrido fuego de armas automáticas que atravesaba la casa lado a lado, la que también recibió el impacto de 4 cohetes antitanques Carl Gustav de 84 mm. El puesto ovejero comenzó a incendiarse, el techo había desaparecido. Adentro todo era humo, fuego, explosiones y gritos. Espinosa atraía el fuego británico hacia su persona y respondía el ataque. ¡Salgan ustedes, que yo los cubro!” fueron sus últimas palabras antes de que una granada que entró por una ventana le diera de lleno en el pecho y lo matara. Esos valiosos minutos que el teniente ofreció a sus camaradas permitieron que estos pudieran salir de la casa y seguir combatiendo.
En la lucha también cayó para siempre el sargento Mateo Antonio Sbert, comando perteneciente al Arma de Ingenieros. Ubicados en una posición desventajosa, superados en número y en medios, nuestros soldados supieron luchar con valor hasta el inevitable final.
Fuente: Informe Oficial del Ejército Argentino - Conflicto Malvinas
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