lunes, 10 de febrero de 2020

Operativo "Independecia" (comienzo)

El 9 de febrero de 1975 columnas motorizadas del Ejército Argentino comenzaron a desplegarse hacia Tucumán para iniciar operaciones de guerra. El alistamiento involucró al Regimiento de Infantería 19 (RI19), la Compañía de Arsenales 5 (Ca. Ars. 5) y la Compañía de Comunicaciones 5 (Ca. Com. 5) con asiento en Tucumán; al Regimiento de Infantería de Monte 28 (RIM 28), al Destacamento de Exploración de Caballería 105 (DEC105), a la Compañía de Sanidad 5 (Ca. Sanid. 5) y a la Compañía de Ingenieros de Montaña 5 (Ca. Ing. Mta. 5) de Salta; al Regimiento de Infantería de Montaña 20 (RIM 20) y al Grupo de Artillería de Montaña 5 (GAM5) con base en Jujuy, todas ellas unidades de la V Brigada de Infantería a la que se acoplaron el Batallón de Aviación de Combate 601, fuerza integrada totalmente por helicópteros; el Grupo de Operaciones Electrónicas 602, efectivos de Aviación Naval, escalones logísticos, Policía Federal, Policía de la Provincia de Tucumán y Gendarmería Nacional, todos ellos a las órdenes del general Adel Edgardo Vilas, que, tras le muerte de los generales Salgado y Muñoz, fue designado para encabezar el Operativo (13 de enero).

En menos de un mes, el general Vilas elaboró un plan táctico consistente en el avance y ocupación de la zona dominada por la guerrilla y misiones de patrullaje permanentes con el objeto de detectar sus centros de operaciones. Para ello, instaló su comando general en Famaillá disponiendo, al mismo tiempo, la creación de otras tres bases como
asiento de las fuerzas de tarea en operaciones (FT) una en Los Sosa, otra en Santa Lucía
y la tercera en Las Fronteritas agregándoseles, tiempo después, una cuarta, destinada a los efectivos del Regimiento de Infantería de Montaña 22 (RIM 22) procedentes de San Juan.
Temiendo un repliegue masivo del ERP hacia las zonas urbanas, el comando dispuso también la creación de otras dos bases, una en San Miguel de Tucumán y otra en Concepción, destinadas a neutralizar a los cuadros subversivos que se moviesen fuera del área de operaciones o que intentasen dirigirse a ella.
La Argentina entraba en una guerra abierta y lo hacía movilizando un importante aparato militar que, al cabo de un año y medio de combate, alcanzarían una rotunda victoria.


Antecedentes

la presidente María Estela Martínez de Perón, decidió adoptar medidas tendientes a contrarrestar los efectos del accionar guerrillero, dictando el 5 de febrero de 1975 el decreto Nº 261 que en su Artículo 1º establecía: “El Comando general del Ejército procederá a ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en la Provincia de Tucumán”.
El segundo artículo, por su partes decía: “El Ministerio del Interior pondrá a disposición y bajo control operacional del Comando general del Ejército los efectivos y medios de la Policía Federal que le sean requeridos a través del Ministerio de Defensa para su empleo en las operaciones a que se hace referencia en el art. 1º” y el tercero: “El Ministerio del Interior requerir al Poder Ejecutivo de la Provincia de Tucumán, que proporcione y coloque bajo control operacional y los medios policiales que le sean solicitados por el Ministerio de Defensa (Comando General del Ejército), para su empleo en las operaciones precisadas”.
Firmaron ese decreto, además de la jefa de Estado, los ministros José López Rega, Antonio Benítez, Oscar Ivanissevich, Alfredo Gómez Morales, Alberto J. Vignes y Ricardo Otero, poniendo en marcha, de esa manera, la respuesta del gobierno a la agresión marxista y mantener abierto un corredor para entrar y salir de la zona con facilidad.
Al conocerse la noticia, a fines de enero de 1975, la guerrilla se desplazó hacia la periferia del dispositivo dispuesto por las Fuerzas Armadas, dejando en el sector central a un reducido grupo de combatientes, plan táctico con el que pensaba desbaratar cualquier redada del Ejército.
Fue en ese tiempo que las FF. AA experimentaron su primer baja significativa de la guerra cuando un avión Twin Otter DHC-6 matrícula AE-259 de la Aviación de Ejército que llevaba a bordo a los generales de brigada Enrique Eugenio Salgado, comandante militar del III Cuerpo de Ejército y Ricardo Agustín Muñoz, comandante de la V Brigada, se precipitó a tierra, pereciendo toda la tripulación.
La aeronave, que realizaba un vuelo de inspección sobre la zona de operaciones, se estrelló en una zona boscosa, en pleno monte tucumano, constituyendo el hecho un duro revés para las fuerzas gubernamentales.
Con los generales Salgado y Muñoz, designados para comandar el operativo, perecieron también el coronel Eduardo Wilfredo Cano; los tenientes coroneles Oscar Rubén Bevione, Pompilio Schilardi y Pedro Santiago Petrecca; los mayores Roberto Dante David Biscardi, Pedro Antonio Zelaya, Héctor Abel Sánchez y Aldo Emilio Pepa, el capitán Roberto Carlos Aguilera, el teniente primero Carlos Eduardo Correa y el sargento primero Aldo Ramón Linares.
Y aunque en un primer momento se habló de que se había tratado de un accidente, no tardó el ERP en atribuirse el derribo, intensificando, de ese modo, su acción psicológica.

Fuente y agradecimiento: Sr Alberto N. Manfredi (h) / blog "Guerra de Tucuman".

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